Recorido por el tiempo

domingo, 29 de marzo de 2009

POR TUS SANGRIENTOS PASOS SEÑOR...

Estamos próximos a la Semana Santa, semana mayor como tradicionalmente se la llamado. Es para nosotros hoy un acontecimiento muy importante, especialmente porque en esta semana confluyen muchos acontecimientos que alcanzan su plenitud en el acontecimiento mayor. La muerte de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz. Pero que esa muerte no queda en el pasado se sigue actualizando hoy de muchas formas y de esas muchas formas en las que se sigue actualizando quiero reflexionar el significado de la Semana Santa como cristianos y sobre todo personas inmersas en un pueblo, en una cultura con su forma de percibir la realidad y sobre de actuar ante ella.

La Semana Santa vista desde una mirada antropológica tiene que ver con el sentido último del ser humano ya que hace referencia al sufrimiento y a la muerte. Muerte que en estos días se vuelve más fuerte porque al recordar y venerar a la imagen de un Nazareno doloroso y sufriente nos conecta con nuestro propio sufrimiento y nuestra propia muerte. Una muerte morida es decir una muerte que se acepta con alegría porque es fruto del compromiso y de lucha por una causa. Es también la Semana Santa un tiempo muy fuerte en cuanto que las victimas salen desde los montes, los llanos y cementerios clandestinos, todos a una gritan con Jesús de Nazareth el que fue asesinado injustamente por un sistema que se oponía al cambio y había secuestrado al Dios justo, bueno y misericordioso, cercando su presencia para los pecadores no accedieran a él.

Y todo esto ¿Cómo se actualiza en Pueblo Nuevo?. Pues este pueblo, ha sido muy rico en tradiciones y costumbres que desgraciadamente unas ya se están extinguiendo, otras aun perviven y necesitan un impulso renovador, porque estas tradiciones, convergen en una cosa: En la memoria que se actualiza cada año, memoria de un montón de gente que por esas calles ha caminado cargando al Nazareno, a la Virgen Dolorosa y a san Juan. Tal vez yo no tenga la suficiente madurez para hablar de estas cosas o no tenga la suficiente capacidad para poder ver todo el ámbito que se despliega en el momento cultural y neopoblano en la Semana Santa pero me mueve el cariño y el aprecio que le tengo.

Decir Semana Santa en Pueblo Nuevo, es decir procesiones, es decir pasear en andas unos santos de palo, y lo digo sin faltarles el respeto, ellos (los santos) saben a que me refiero y la verdad es que estos santos de palo son más que eso, son nuestro testimonio del andar por estos suelos.

Cuantas persona, estoy seguro por casi un siglo han cargado estas imágenes, cuantas mujeres, hombres que antaño fueron niños y vieron a sus padres, a sus abuelos cargar con tanta devoción y respeto que sólo al recordarlo, hoy lo hacen con lágrimas en los ojos.

María Dolorosa, Jesús Nazareno y san Juan, salen cada Semana Santa por Pueblo Nuevo, salen en busca de la gente perdida, salen en busca de su gente, de la gente normal, de la buena gente, de los sin vergüenzas, malcriados y vagos y también de las vende verduras, salen de nuevo saludando tristes, con la mirada perdida en el horizonte, pues cada año que pasa ya no ven a la gente antaño, la gente seria, la gente que luchó en construir este Pueblo, la gente que nos legó estas tradiciones y que hoy nos dan consistencia y nos dicen que estos somos, esto hicieron nuestros abuelos y ojalá Dios quiera los sigan haciendo nuestros hijos.

¿ENTONCES COMO ENTENDER ESTO..?

Entender este fenómeno vivido por muchas persona, es muy complejo, porque ha suscitado también muchos conflicto e incomprensiones. Ya que estamos hablando de algo que se llama religiosidad popular, fenómeno que muchas veces ha sido visto mal e incluso incomprendido por muchos sacerdotes que en aras de una evangelización mejor, han destruido todo un acerbo cultural y sobre todo un cauce por donde circula el río de donde viene una gran corriente de agua que sale de las entrañas de la conciencia colectiva de lo que llamamos pueblo. Es a través de estos fenómenos que podemos acceder al pasado, un pasado que nos configura y sobre todo porque nos toca el alma y los nervios, un pasado que no sólo nos configura sino que también nos comunica con nuestros seres queridos difuntos y que cada año, ellos renuevan esa tradición y lo hacen silenciosamente y en la gente que nuevamente vuelve a cargar estos santos ya viejos y mal cuidado.

El fenómeno de la religiosidad popular será para muchos la primera vez que lo hallamos oído, pero ciertamente la religiosidad es una forma muy concreta, en gestos y símbolos que muchas veces el pueblo, el vulgo, la gente de apie se construido para poder vivir su propia fe, una manera de vivir y expresar la fe que muchas veces ha entrado en conflicto con la Iglesia oficial.
Y es que nuestro pueblo se las ingenia para reexpresar y desde sus propias concepciones lo que ha recibido ya desde tiempo de la colonia y que hoy a pesar de los pesares nos da una identidad, pero una identidad que también se ve amenazada por las nuevas formas culturales que se nos están imponiendo y que muchas veces no son para nuestro bien.