Uno puede vivir en muchas parte, puede morar en muchos lugares, descansar debajo de muchos tejados y puede que la sombra sea muy buena, pero.... la casa de uno, la casa donde nació, la casa donde viven los padres, la casa paterna esa siempre será la casa de uno, esa casa no se olvida, esta llena de presencia, va más allá de todo lo que podamos imaginar, en ella todo habla, nos refiere y nos señala momentos vividos. la casa es como la madre, es más la casa es la madre, en ella, uno puede buscar abrigo, siempre tibia para los tiempos de frio y fresca acojedora cuando los veranos son insoportables y no hay cosa más linda y más placentera que acostarse en piso frio y limpio, sin nada solamente la caricia fresca del piso de barro y el rojo encendido de las tejas de barro.
Así es mi casa, mi casa es un templo, ahí la divinidad baja y se hace padre y se hace madre, se hace hermanos y se hace sobrinos... todo está transido de divinidad, aunque no lo paresca, aunque no sea aparentemente religioso lo vulgar de la vida diaria, ahi hay algo más.
Todo esta ahi, en constante movimiento. ahí se amasa el pan de cada dia, es la fabrica de la vida, todos los dias, el fuego encendido como una lámpara qeu alumbra las tienieblas de una iglesia, asi es el fuego en mi casa siempre ardiendo, dando luz y calor. con su ruidos anuncia visitas... mi hermano fuego, compañero de mucha luchas, me sostienes y me da lo que necesito para vivir... tu me lo preparas complice de mi madre, alcahuete de los desborde de amor y de caridad, de pan, de tortilla, de sopa compartida.
Mi casa es más que un cuadrado hecho de ladrillos, tapado con tejas, mi casa tiene vida, respira toda ella... y tiene sus secretos tambien y esos no los puedo contar.
Y esto mio, lo comparto con ustedes, estan invitados a mi casa, tiene corredores amplios como si fueran brasos de madre, en los que se puede descansar.